
Decidí dar un tiempo de tregua a mi blog, a reorganizar mis pensamientos y a estabilizar mi vida antes de volver a escribir, no quería que mi blog se convirtiera en un sendero de lágrimas, de esbozos a figuras imposibles, de anhelos inexpugnables y de desamores infinitos...pero quizás eso sea mi vida, tal y cual es a plena luz del sol penetrando tan profunda en mi alma haciéndome doler hasta estremecer en lo más profundo de mi corazón abriendoos mi vida en letras...en temerarias lejanías.
Letras en donde no puedo expresar nada más que melancolía, porque quizás esta sea la vida de un niño de sonrisa gris y ojitos tristes, muchos han querido auparme y por ellos y a ellos doy gracias de saber valorar lo que tienen conmigo y lo que yo tengo con ellos/as, de poder descargar mis letras enfurecidas a lo puta que es esta vida, a la incomprensión de la misma y a los espantapájaros negros que me acechan sin dejarme respirar, dispuestos a sangrarme el último suspiro de alegría de mis entrañas, dispuestos a hacerme olvidar el último momento en el que sonreí...[dispuestos a matarme de pena...].
Abatido mi corazón me dice que quizás sea mejor dormir y que pase una noche, otra nueva noche con más penas que alegrías, un sueño maldito en el que desearía despertar y mandar a la misma mierda a todos esos hijos de la gran puta que me intentaron hacer caer, los/as que robaron los sueños de este triste niño que soñó con el amor, la alegría y el sol reflejandose en su cara, ahora solo me mata el sol que a otros alumbra, me destella un nublado tan gris como mi corazón y unos ojos tristes que dejaron de tener la alegría y el deseo desde hace bastante tiempo.
La vista se me nubla y la sangre se me hace más densa...incluso quizás las nubes negras sean más dulce que una vida eterna tan gris...tan melancólica y rellena de tantos y tantos espectros que me hacen morir estando vivo...
Espero reflotar a tiempo, mientras intentaré escribir desde la deriva...

Revisó todos los armarios y calculo religiosamente que todo estuviera en perfecto orden, se volvió a mirar en el espejo y a corregirse un par de pelos rebeldes como él que se le asomaban del flequillo, imitaba una vez más lo que diría frente al espejo que le reflejaba a él en una escena no menos cómica y risueña, volvió a echarse colonia por enésima vez, sonó el timbre y salió lanzado hacia el portal quizás incluso dejando algunas luces encendidas...[descuido].
El corazón le volvía a palpitar a cien por hora, aquella noche volvió a volar por tantos momentos magníficos pasados, volvió a acariciar ese horizonte de colores tan cálido y a sentir esa brisa tan fresca en bajamar de cuando llega la primavera, sabía que esa noche la tenía marcada con rojo y bien fuerte en su calendario, sabía que era día de evadir desidias, malos humores, celos, venganzas, melancolías, penas y pensamientos.
El líquido supérfluo volvía a recorrer sus venas a modo de canción eterna, la que a él le gustaba y rodeado de con quien pudo viajar incluso en la oscuridad y soñar los lugares más lejanos y más bellos, hoy no quería que sus palabras se alzaran en rebeldía, solo quería estar ahí sentado, viendo todo lo que le rodeaba, observando cuerpos malditos retorciendose hasta el infinito en provocativo baile, escuchando simplemente lo que le rodeaba...volviéndose a encontrar consigo mismo.
Esa noche supo que disfrutó, porque la llamada de su amiga era sinónimo de alegría...su amiga diversión.

Se arrastraba cabizbajo por las tinieblas del limbo, la noche volvía a jugarle una mala pasada en forma de mujer, había visto suficiente como para querer olvidar esa noche de un fogonazo, el indigesto whisky parece que no estaba por la labor y había pedido al estómago un paréntesis de reconciliación sabía que las segundas partes nunca fueron buenas y más aún tras malas experiencias...el whisky de aquella noche no debía de ser una excepción.
Cauteloso decidió desechar la oferta de empuñar otro vaso de cristal, temeroso quizás de que con su ira contenida desquebrajar el vidrio y que el vidrio, el humo, la música indigesta y la sangre roja se fundieran en aquel inmundo antro...de que fluyeran y se derramaran sus recuerdos uno tras otro, de que cayera de rodillas suplicando el fín de estos recuerdos que aterrorizaban y encolerizaban su alma.
Grabado a fuego de besos aún las costuras de su piel se volvían tirantes y le quemaban hasta el corazón, deseaba morir en aquel instante en que no deseó que todo aquello sucediera, quizas aquella noche soñar hubiera sido más tranquilo...[y más barato].
Pero sabía que aún le quedaban atardeceres, que aún los regazos cálidos del verano traerían nuevos destinos, al menos supo desde ese instante que volvería a robar un papel y pintar un corazón rojo e intenso...como la sangre de los recuerdos que fluyen por sus venas.

Hoy es unos esos días melancólicos, en los que pones la música bien alta, la sensación de hambre aparece pero no comes nada de lo que tienes a tu disposición, tus pelos se han alzado en rebeldía y una barba de 3 días hace presencia diciéndote que debes de cuidarte un poco más...
Y tu corazón no para de bombear imágenes que llegan a tu cerebro, de cuando eras feliz, de cuando te abrazaban unas manos sinceras y de cuando suspirabas alegría, ahora solo recuerdas el destierro, el olvido, el hundimiento de tus ilusiones y de tus regazos, de mil besos que quedaron en la cuneta.
Ahora me veo con una sonrisa maquiavélica en mi rostro, con un vaso en las manos y flotando en una nube más negra que el tizón a mi alrededor mientras algunas voces me hablan, pero solo oigo frases sin sentido...cualquier tiempo pasado fué mejor.