
No conozco a nadie que mienta como tú,
con tanta disciplina, precisión y sinceridad.
Te ganaste tu lugar con ingeniosa ingenuidad, aún no entiendo como eres capaz de sentirte peligrosa siendo tan vulgar.
Malas noticias, hay que cargarse al mensajero, la manzana está podrida
y creíste a la serpiente mala suerte.
No hiciste caso, es lo que querías.
Junto a la fuente el cántaro quebrado,
el veredicto está claro: soporta tu cruz.
Si no puedes recordar que no debes olvidar
una mano amiga tendida todo el tiempo.
No has parado a pensar.
Estabas advertida puta desagradecida,
la obsesión te precipita y la caída siempre es lo peor.
Malas noticias, hay que cargarse al mensajero, la manzana está podrida
y creíste a la serpiente mala suerte.
No hiciste caso, es lo que querías.
Junto a la fuente el cántaro quebrado,
el veredicto está claro: soporta tu cruz.
Malas noticias, hay que cargarse al mensajero, la manzana está podrida
y creíste a la serpiente mala suerte.
No hiciste caso, es lo que querías.
Junto a la fuente el cántaro quebrado,
el veredicto está claro.
Bunbury & Vegas - Puta desagradecida
De batallas perdidas, de peleas ganadas
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Publicado por Yasser
el sábado, julio 28, 2007 a las 16:02.

Cuantas veces nos alzamos victoriosos, cuando nadie apostaba por nosotros, cuando todos los ojos miraban para otro lado, cuando la palabra era incapaz de ser pronunciada, muy pocos alzaron sus voces y gritaron lo que vivían, lo que pensaban...lo que sentían.
Cuantas puñaladas recibidas por la espalda por ser diferentes al resto, por navegar contracorriente, por no situarnos con el rebaño porque preferímos siempre ser la oveja negra que esquivaba las piedras que le tiraban a dar, con el orgullo de llevar la rebeldía en las venas.
Siempre supimos que por más palos que nos diera la vida, nos levantaríamos más fuertes, porque el viejo arcoiris era mucho más bonito que todo aquello, y el simple hecho de luchar por nuestras ideas nos hacía valientes, mucho más que cien mil cobardes para que siempre nos quedase aquel orgullo de si perdíamos la batalla, habíamos luchado por nuestra causa con compañeros que siempre pensaron igual.
Cuanto hablaron de nosotros sin causas ni razones, cuanto seguirán hablando...y no nos importa, dejamos hace tiempo de jugar a las escopetas, para disparar de verdad, con la sal que escuece en las heridas en forma de palabra, en no tener mas bandera que nuestra ropa al viento, ni mas presidente que nuestra gente.
Y que el tiempo nos mantenga vivos y tan latentes como siempre, en un abrazo solidario y silencioso, porque siempre supimos pensar igual pese a la distancia, el uno y el otro, el otro y el uno, tan distintos por fuera, tan iguales por dentro, y que nuestros lazos se sigan uniendo por siempre mientras siga riendo, siga cantando...siga viviendo, a tí libertad.
Porque en estos tiempos que corren sabemos que hablar claro hace más daño que la orden de mandarnos a callar, dedicado a mi gente...mi continente de la alegría.

Sabía que tus ojos con los míos no aguantarían más de un solsticio pero no me importó, supe siempre que aquellos instantes serían tan fugaces como intensos, tanto que quemarían la piel y mis besos a cada sueño que se iba agolpando en mi, a cada trote, a cada paso, a cada esbozo...
Era otro momento, agarrarse a la alegría del veneno, y tapar todas las endemias, todas las espinas que aún querían ilusas revolotear por mi madriguera a la espera de deslumbre, cuando solo encontrarán alambre.
Agarrarse a la vida loca, a la fé más rotunda, y sin el compromiso más exacto, sin una ecuación en mi bolsillo, simplemente la ilusión y toda la alegría del continente, tan canalla como la vida, tan feliz como el arcoiris.
Efímeros, sin aún pasar nuestros cuerpos ni nuestros labios por el infinito, aquel limbo que vivimos nos mantiene vivos, latentes de energía, aquella extraña sensación rebelde, que huele a libertad y a tu piel, una mezcla de vida y veneno.
Y una vez abra los ojos, si no veo los tuyos, volveré a volar, con tu inmenso recuerdo como horizonte, como el más bonito de los regazos.

Rebelde, más rebelde que todos los remolinos de tu pelo que desafiaban a aquellos temerosos corazones que desearon conquistarte algún día, la libertad por bandera en lo más profundo de tu alma era lo que me hacía respirar más rápido, tanto que se me helaban las venas.
Que bonita rebeldía aquella que no tiene horizontes, aquella que te hace vivir la vida a lo loco sin ningún compromiso y con todos los anhelos del mundo, con todo lo más bonito por bandera, como un cisne alado surcando el mar, dejando una estela de colores donde habita tu risa, tu continente, tu alegría, tu vida...
Y sentirte, en lo más profundo de mi ser como me dabas aquellas alas negras, desgastadas de andar por el suelo, que habían vivido en lo más profundo de los bares, allí donde la nostalgia la ahogábamos en unos cubos de hielo, allí donde se nos iba la vida pensando el uno del otro, tan lejos y a la vez tan cerca, en esta bendita casualidad del destino que supo unir nuestras miradas en una tarde torpe de verano.
Saber que mi arcoiris recuperaba el color del más intenso de los destinos, aquel del que tragábamos antes y hoy, más diablos nos inyectamos directamente en las venas, un suave narcótico de poesía, de vida...
Y que más dá que fueras la más canalla de aquel lugar, poco ya importaba si aquellos destinos sólamente se fundieron momentáneamente, si quizás te recuerde como la más valiente de todas las canallas, la más linda en la primavera...el destino no esperará por ninguno, la estación sigue su curso, sin tí, pero contigo...muy adentro.
'En un ataúd guardo tu tacto y una corona
con tu pelo enmarañado
queriendo encontrar un arcoiris infinito'

Me atreví a descubrir la más cínica y sarcástica vida a traves de tus verdes ojos, allí donde la esperanza acababa a la par que se expiraba la última letra, aquella donde la húmeda tierra continuaba enfangando mi corazón a la par que oía las viejas trompetas de la muerte...de fondo.
Moría en una muerte dulce, porque nunca quise atreverme a ver la otra cara, aquella en la que podría retorcerme de dolor viendo la más cruel de las mentiras, viendo el más profundo y sincero vacío, blanco como una hoja de papel, sin pensamiento alguno, sin gota de sangre que lo manchara del más rojizo color...el color del amor.
Y ahí estaba yo, batiendo aquel frío que cortaba en mil pedazos mi corazón, aquel entresijo minúsculo de vida se me esfumaba con cada palabra bonita que me regalaba su presencia, ni el más fugaz remolino, ni las mas sagaces escopetas podrian abatir mi melancolía una vez caída la bandera triste...de la esperanza.
Dicen los borrachos que turbio, es quizás cuando se olviden aquellos ojos clavados en la piel, yo pienso que simplemente quizas sea un dulce narcótico para que duela menos, curiosa mezcla, el hielo más gélido, y aquella sustancia de extraño color, dentro de aquel vidrio que reflejaba aún sus ojos tristes tenían la misión de hacer olvidar aquellos días, aquellos meses...aquella vida.